Ayer en una primera consulta, me dijeron que repetía mucho la palabra «saciedad». A esta paciente le pareció sorprendente el concepto y aún más, cuando piensa que una nutricionista le va a decir que coma poco para adelgazar o que cuando tenga hambre, que tome unas lonchas de pavo que «tienen pocas calorías», y acaba conociéndome… Yo soy de las nutricionistas que te dicen que cuando tengas hambre, que identifiques si es hambre de verdad o emocional. Si es hambre real come y sáciate.
Quizás me lo notas, pero le tengo un poco de tirria a las lonchas de pavo. Quizás porque es un recurso, muy utilizado en las dietas para adelgazar, para que, “cuando tengas hambre, tómate unas lonchas de pavo y así no engordas».
Me pongo mala cada vez que alguien me dice que cuando tiene hambre se toma algo que engorde poco, como una gelatina, un yogur desnatado y las dichosas lonchas de pavo… porque creo que no nos está aportando nada con estos productos, y lo más probable es que no nos estemos saciando y acabemos comiendo más y peor.
El apetito es la manera que tiene nuestro cuerpo de decirnos que hoy hemos estado muy activos y que hemos gastado más energía. Es la manera que tiene el organismo de pedirnos que comamos para recuperarnos. ¿De verdad creemos que después de una mañana de aquí para allá, esas lonchas nos van a saciar o aportar algo? A veces lo harán, y otras veces, probablemente no.
Yo prefiero verlo de otra manera, ¿por qué no comemos según nuestro estado de hambre y dejamos de comer según lo llenos que nos sintamos, eligiendo alimentos naturales, menos ultraprocesados, de mayor calidad nutricional y que sacien? Como lácteos enteros, una tostada de pan, hummus, fruta, frutos secos… La elección de un alimento u otro dependerá de muchas cosas, del hambre que tenemos, de que es lo que hemos estado comiendo o no a lo largo del día, de lo que nos apetezca, o de lo que tengamos a nuestra disposición en ese momento. Un ejemplo saludable sería, si no he comido casi fruta a lo largo del día y me entra hambre, una fruta como un plátano, una manzana, unas uvas, o cualquier fruta, sería una buena opción para calmar el hambre.
Vale, ahora que sabemos que lo importante es saciar y no contar calorías, ¿cómo hacemos para saber nuestro nivel de hambre y saciedad? Aquí entran en juego las escalas y la atención. En consulta trabajamos con la escala del hambre y saciedad, una manera sencilla de conocernos a nosotros mismos y cubrir nuestras necesidades alimentarias.
Si quieres saber más sobre esta escala o sobre las consultas de nutrición, ¡pide tú primera consulta ya mismo!
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