Hace unos días, en consulta surgió una conversación muy interesante y que me ha dado la idea de hacer este post. Os pongo en situación…
Mediados de enero, hace casi dos semanas que se acabaron las fiestas y comidas de Navidad. En consulta, una paciente muy contenta con los cambios que ha conseguido estas Navidades, me comenta que está entusiasmada con cómo ha gestionado las comidas durante esas dos/tres semanas. Se siente confiada de que hacer las cosas de una manera flexible le ha hecho disfrutar de las fiestas, mientras comía sin culpabilidad, ni rigidez, ni pensando en el peso. Pero durante la consulta, forma recurrente, me saca el monotema que ha surgido como conversación entre la familia, el tema «dietas». Y al ver que era algo que perecía que le preocupaba le pregunté por ello. Esta es, más o menos, la conversación que mantuvimos…
Ella: «Mi suegro me preguntó cuánto peso he perdido desde que vengo a consulta. Yo le dije que creía que unos 5 kg, pero que tampoco lo sabia muy bien porque en diciembre no me pesé. Y entonces mi suegro me dijo que 5 kg era muy poco, que lo estaba haciendo mal.»
«El caso es que yo me encuentro genial y no me importa si son 5 o 7kg. Veo que tengo energía, que he conseguido volver a salir a correr y ya no me da ese ansia de devorar por las noches. Además, que el otro día me probé ropa que hacía tiempo que no me la podía poner. ¡Ya me entra y me está bien! El caso es que luego comenzaron a preguntarme cosas como: qué es lo que me dejan comer, si como pan e hidratos, si tomo desnatados, o si solo como verdura.»
En ese momento, nos miramos y sonreímos. Estamos pensando lo mismo.
Yo: “Y tu, ¿qué contestaste a todo eso?”
Ella: «Pues les dije que como normal, sin compensar. A ver, obviamente, en mis comidas hay verduras, pero también hay legumbres, pasta y arroz integral, patata, muesli, pan integral, frutas, semillas, frutos secos, aguacate, lácteos enteros, e incluso tofu porque me gusta y ya lo tomaba desde antes de venir a consulta.»
«Y luego, me preguntaron si en consulta hablamos de las «típicas» conversaciones sobre, que alimentos engordan, de cómo cocinar sin grasa, de cómo compensar si un día te pasas y esas cosas.«
«Entonces, me puse a pensar, y solté así tal cual: «pues más bien hablamos de mi relación con la comida». Y se quedaron en shock. jajaja No se lo esperaban. Les tuve que explicar que hablamos de cosas como: si quiero probar algún alimento que no he probado nunca y cómo introducirlo en mi alimentación, a veces de recetas, o me enseñas a leer etiquetas, o de como organizarme durante la semana, o incluso de la alimentación de mis hijos y de cómo introducir cambios más saludables para toda la familia. También de cuando tengo ansiedad por las noches con el chocolate, como identificarlo y que por mucho choco que tome, la ansiedad sigue ahí… De que me ayudas a ver que lo que estoy haciendo no es una dieta, si no un cambio de hábitos y a cambiar la forma de hablarme a mí misma para no culparme si un día como diferente.»
La conversación se alarga y deriva en cómo en su caso, su familia, y la sociedad en general, tiene el concepto de que cuidarse y cambiar hábitos significa «hacer dieta», «ser restrictivos», «que hay que llegar a un peso determinado», «que ha consulta solo hay que ir para pesarse», «que ha consulta solo hay que ir cuando has hecho la dieta al 100% para corroborar que hay pérdida de peso», «que hay que perder 4kg en 1 mes», «que hay que tomar desnatados», «que hay que comer sin grasas», y otras muchas creencias. Y acabamos hablando del diálogo interno y del diálogo saboteador (pero esto da para otro post…)
Esta es tan solo una conversación. Obviamente, en función de quién esta sentado al frente, sus motivaciones, sus inquietudes, o incluso del día, la conversación cambia. Pero este me parece un buen ejemplo para aquellos que nunca han ido a un nutricionista o para aquellos que han ido a muchos sitios y han probado todo, y se plantean el comenzar conmigo o con quien sea, algo diferente, un cambio de hábitos.
¿Alguna vez te has planteado de que has hablado, hablas, hablarás o que esperabas hablar con tu nutricionista o con tu médico en consulta? Si quieres compartirlo, deja un comentario. ¡Estaré encantada de leerte!
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